martes, 22 de diciembre de 2009

SONETOS

A partir del ...

Soneto de tus vísceras de Baldomero Fernández Moreno.

Harto ya de alabar tu piel dorada,
Tus externas y muchas perfecciones,
Canto al jardín azul de tus pulmones
Y a tu tráquea elegante y anillada.

Canto a tu masa intestinal rosada
Al bazo, al páncreas, a los epiplones,
Al doble filtro gris de tus riñones
Y a tu matriz profunda y renovada.

Canto al tuétano dulce de tus huesos,
A la linfa que embebe tus tejidos,
Al acre olor orgánico que exhalas.

Quiero gastar tus vísceras a besos,
Vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.

Y habiendo estudiado el cuerpo humano y sus sistemas, surgieron estos sonetos originales dedicados en secreto a una persona especial para cada uno.

Soneto para morir enamorado de Tomás Witis.


Amo a tus sentidos delicados.
Tu olfato de catadora bella.
Tu vista que ve maravillas.
Tu gusto rico, especial total...

Amo a tu cerebro pensativo.
A tus neurotransmisores ágiles.
A tus neuronas como cometas.
A tu materia gris poderosa.

Amo a tu tacto sensible por igual.
A tu capa dermis secreta anormal.
A tu mano limpia y magistral. Ay, no!...

Te quiero besar, no existes.
Qué problema tan fatal, me quiero matar.
¡Y me duermo! Para nunca despertar.

Elaborando un soneto
de Gerónimo Madero


Me gustaría mucho volar y estar
en tu larguísima médula espinal.
Viajar por tus nervios de cristal
y a tus miles de neuronas conquistar.

Quisisera contarle a tus dos oídos
a tu yunque, martillo y al estribo
y escuchar lo dulce de tus sonidos
por todo lo que siento, lo prohibido.

Las hormonas me aplastan las nueronas,
y tú me mas mucho con tus dos manos
Ay, comer con vos a la luz de las velas.

El gusto amargo de los liones con sal
lo siento cuando escucho Amaral
y cuando no te puedo encontrar.


Soneto
de Florencia Sznu


Cuando tus ventanas se abren al cielo
veo t upupila tan pequeña como vos,
tu líquido acuoso blanco como algodón
lleno de alegría y de caluroso ardor.

Canto a tu nervio óptico y a tu iris
a tu retina, tu cristalino, tu córnea
especialmente a tu líquido gelatinoso
de más colores que un bello arcoiris.

La ceja que protege a tu ojo
junto a tus cortas y lindas pestañas
además del párpado inferiro

y también a tu párpado superior.
Tus luceros me alumbran como faroles
a la dulce y fuerte luz de luna.

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