Una tarde, mientras el señor Fantom leía en el banco en una plaza, un hombre se sentó a leer junto a él. Pronto, se dieron cuenta de que tenían el mismo libro, entonces, se sonrieron y comenzaron a conversar. Cuando oscureció, el hombre, que se llamaba Soul, invitó a Fantom a tomar café en su casa, y él aceptó.
La vivienda de Soul parecía un castillo. Oscura, con telarañas y pasadizos secretos. Como no había electricidad, Soul iluminaba el lugar con velas. Al verlas, Fantom no pudo evitar el comentario.
-Su casa parece un castillo de fantasmas.
-Amigo, a su edad, ¿cree en fantasmas?
-Y..., sí -contestó Fantom, avergonzado.
-Yo también -dijo el otro.
y, en ese momento, de improviso, ambos se desvanecieron en el aire.
Autora: Olga Drennen
Desafío: Continúen el relato a partir de la siguiente pregunta: ¿qué pasaría si sólo se hubiese desvanecido el señor Soul?
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